Sara venía nerviosa a la sesión de preboda, pero en el camino a Cáceres, se fue tranquilizando y cogiendo la confianza necesaria para que todo fluya en buena armonía.
Tanto Sara como Fernando, me dejaron hacer, y se notó la buena conexión que hay entre ellos. Y si sumamos el atardecer en el centro histórico de Cáceres, con las nubes que nos acompañaron, pues se vuelve algo mágico.








































