Lo primero que me dijeron Alba y Sergio es la vergüenza que le da ponerse delante de una cámara, y eso se transformaba en risas, muchas risas.
Me llevaron a su pueblo, Cordobilla de Lácara, estuvimos en una casita, muy apañá, con vistas al lago, en la que cada rincón era diferente, mostrando una postal. Y cuando subimos a la terraza que tiene, tuvimos la oportunidad de disfrutar de unas vistas maravillosas.

















